Un relato que nos invita a reflexionar y ocuparnos de nuestra superación académica y de la educación de nuestros alumnos cuenta que a una persona se le aparece un ánima, le indica que junte piedras de la calle y que el día de mañana estará paradójicamente triste y a la vez contento.
Esta persona sin creer tanto, pero dándose cuenta de lo curioso de la situación, se llena las bolsas de piedras. Al día siguiente revisa sus bolsas y se da cuenta de que las piedras se han convertido en joyas, piedras preciosas, por lo que queda contento y triste a la vez.
Esta muy contento porque obtuvo riquezas con sus joyas, pero triste porque sabe que pudo juntar muchas más pero no creyó en lo que le decían.
Lo mismo sucede en la escuela, que al ingresar al campo laboral y a la vida familiar o social tenemos joyas en lo que aprendimos en la escuela y nos ponemos muy contentos, pero nos damos cuenta de que pudimos juntar muchas más, es decir que pudimos aprender mucho mas y por eso estamos tristes a la vez.