¿Cuál es la cualidad de un buen profesor?
Como en todos los oficios y profesiones hay características que distinguen a los mejores y el caso del magisterio no es la excepción, son varias las cualidades que un buen profesor o profesora deben de tener, pero es la paciencia la que nos hace trascender en el tiempo y en la memoria de nuestros alumnos.
Es mucho mas que un valor en la docencia, es mas bien un verbo que ejercitamos diariamente, el verbo “pacienciar” si existiera: “yo paciencio, tu paciencias, el paciencia, nosotros pacienciamos, etc” :D, los profesores somos eminentemente pacientes, a veces sentimos que estamos al límite pero debemos renovarnos y ejercitar la paciencia.
“se me va a hacer la boca chueca de estarles diciendo”
Mi madre
La primera recomendación para desarrollar nuestra paciencia es saber que se fortalece en la convergencia de otras actividades transitivas, por ejemplo al priorizar lo que realmente tiene importancia como docente nos evitará discusiones con alumnos, directivos o padres de familia, ya que la prioridad es el logro de aprendizajes de parte de nuestros alumnos, lo demás queda en segundo plano y no nos debe estresar, es decir pensemos si lo que ahora discutimos tendrá importancia dentro de unas horas.
La siguiente recomendación es también relacionada con otra actividad, es practicar la empatía, ya que la razón de nuestra impaciencia como docentes, en la mayoría de casos, son nuestros alumnos cuando no nos permiten impartir clase, cuando vemos que unos aprenden rápido y también se impacientan, mientras que otros requieren mayor apoyo para aprender y debemos atender a todos a la vez, por lo que en estos casos es bueno recordar que nuestros alumnos y alumnas son también hijos de alguien, son queridos en la escuela, en sus casas y la sociedad les impondrá pruebas más difíciles cada vez, imaginemos que son nuestros hijos y buscamos darles las mejores oportunidades.
Una recomendación final es reconocer que tan impacientes somos, dicen que reconocer el problema es la mitad de la solución, así al conocernos podemos saber también que situaciones detonan nuestra impaciencia, sabremos también que podemos hacer para tomarnos un descanso para despejar nuestra mente, claro debemos aceptar también que tenemos principios que no queremos cambiar pero si no están alineados con el aprendizaje de nuestros alumnos es necesario entonces negociar con nosotros mismos, recordemos lo que decía
“La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces”.
Rousseau
Así el valor docente por excelencia es la paciencia, ya que requerimos ésta actitud para poder resolver la dinámica en ocasiones caótica del entorno escolar, así los y las docente debemos ser pacientes mucho mas allá del valor ético para crear algo como un verbo y desarrollar la habilidad de la paciencia, es decir que la paciencia para impartir clases se convierte prácticamente en una competencia.
Ser paciente en la práctica docente significa repetir de diferentes formas lo que buscamos comunicar así como nuestra madre nos decía “se me va a hacer la boca chueca de estarte diciendo”, es decir que repetía constantemente sus indicaciones para formarnos como hijos útiles a la sociedad, de la misma manera los y las docentes debemos repetir indicaciones, explicaciones y criterios para para facilitar el aprendizaje.
En ocasiones como docentes sentimos que podemos lograr un mayor avance en los aprendizajes y debemos rearmarnos de paciencia para buscar una nueva forma de comunicar de manera que nuestro mensaje sea comprendido por todos nuestros niños, niñas y adolescentes considerando que tenemos diferentes estilos de aprendizaje.
Publicado parcialmente en Yoremia 327 página 13