Hipótesis
La dinámica de la formación de la profesión docente mantiene la eterna lucha entre conservadores y liberales, entre el tradicionalismo y la innovación, entre lo que se les enseñó en su formación pre docente y lo que se les enseña como profesores en servicio. La actualidad requiere que además de las teorías y metodologías estudiadas antes de ser profesor, se actualice a los docentes con las diferentes propuestas psicopedagógicas que surgen alrededor del mundo y que son necesarias para mantener nuestro sistema educativo coherente en lo posible con el mercado y la sociedad global. Pero tratar de seguir el paso todas las innovaciones genera una gran confusión teórica y metodológica, cubierta con conceptos como complejidad, eclectisismo, alternativo, holístico, mixto, competencias, entre otras, que si bien están definidas por diversos y excelentes autores, sus ideas no logran ser correctamente interpretadas por los docentes en servicio, por lo que mucho menos pueden mezclarse exitosamente.
Primer eje analítico: La conceptualización teórica y metodológica de la profesión docente.
Para este documento se revisará solamente una idea que surge de los múltiples cursos, capacitaciones, propuesta de innovación, entre otros novedosos y no tan novedosos discursos relativos a la actualización de docentes en servicio. Esta idea es la extrema dependencia a la innovación de metodologías pedagógicas que crean desorganización en las estructuras cognitivas y prácticas docentes, ya que cada uno o dos ciclos escolares se le requiere para que modifiquen dicha dinámica cuando aún no terminaban de entender la anterior e implementen una nueva, que si bien puede estar de moda no necesariamente es la correcta o adecuada para el contexto en el cual labora cada profesor.
La dinámica social y laboral del magisterio atiende a múltiples factores, desde luego algunos de ellos con mayor influencia que otros, pero todos importantes de ser tomados en cuenta, analizados y debatidos para encontrar mejoras al sistema educativo que beneficien a la sociedad en estos tiempos en que la violencia, la obesidad y la ignorancia certificadas cada una de ellas mediante los indicadores de muertes asociadas el crimen, estadísticas de salud y exámenes nacionales e internacionales en los que recurrentemente recibimos bajas calificaciones.
En gran parte el planteamiento anterior viene y a la vez se fortalece al platicar de la oferta de cursos para docentes en servicio en cuyos nombres de las capacitaciones se incluyen palabras como alternativo, ecléctico, mixto y actualmente complejidad y competencias, que hacen las veces de los vocablos en latín eje utilizaban hace mucho tiempo para aparentar un gran conocimiento y hasta erudición, pero que eran mencionados muchas veces sin conocer su verdadero significado, lo mismo sucede con las grandes teorías psicopedagógicas, sus autores y la mezcla de las mismas.
Así encontramos que se implementan por parte del estado cursos de “pedagogía ecléctica”, invitando a la reflexión acerca del contenido de dicho curso y que revisando el plan de trabajo nos encontramos con la sugerencia de utilizar dentro de las aulas y al mismo tiempo constructivismo y conductismo, que son teorías de ciencia pura y no aplicada que difícilmente se pueden mezclar, si no es que hasta imposible
La aplicación de la ciencia pura requiere fundamentalmente el conocimiento de esta misma, pero como los cursos de formación docente se imparten mediante multiplicadores, invariablemente se establece la dinámica del teléfono descompuesto, creando en cada Profesor un concepto diferente de competencia, complejidad, constructivismo o conductismo.
Retomando lo anterior tenemos que la modernidad orilla al sistema educativo a la actual implementación de la Educación Basada en Competencias al parecer exclusivamente para alumnos, buscando que se desarrollen cinco competencias básicas en los estudiantes sin indicar que competencias deberán tener los docentes, sugiriendo solamente las diez competencias de Perrenoud y excluyendo las ocho competencias de Scriven, las cinco competencias que recoge Angulo, otras tres competencias que recupera Angulo de Gimeno, otras tres diferentes que agrega el Espacio Europeo de Educación Superior, además de las cuatro competencias específicas de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación en España, dejando así abierta la oportunidad a que los profesores busquen desarrollar en sus alumnos algo que posiblemente no posean o que al menos no se puede evaluar en ellos mismos.
La misma situación se presenta al buscar formalizar en clase, en el aula, la implementación de un curso basado en competencias, se presenta al profesor una infinidad de propuestas que son lo mismo que antes, pero diferente, al menos así lo manifiestan los encargados de dicha formación, quienes aseguran que solamente es un cambio en la forma de denominar, por ejemplo a los objetivos que actualmente las llamamos consignas, o que solamente se agregan áreas de desarrollo humano a las tres que antes conocíamos de la siguiente forma:
Áreas de desarrollo humano (antes) y ubicación de competencias
Áreas de desarrollo humano (actual) y ubicación de competencias
Se observa al comparar ambos diagramas que la esfera de conocimiento se mantiene, la de hacer se divide cinco y se elimina la del querer, la cual por mucho es el área de desarrollo más importante del ser humano, ya que sirve de nada que nuestros alumnos desarrollen habilidades y adquieran conocimientos si no quieren hacer algo, recordemos que “hace mas el que quiere que el que puede”.
Otro aspecto que vale la pena revisar para invitar a la reflexión es el concepto de capacidad involucrado en diferentes conceptualizaciones de competencias, que según la real academia de la lengua española debemos entender como “aptitud, talento o cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo”, y también como “propiedad de una cosa para contener otras dentro de ciertos límites”, claro que en esta última no se refiere a personas, pero si podemos darnos cuenta de que la aptitud y el talento tienen límites, es decir que la capacidad no se puede desarrollar, no se puede aumentar, es una fundamental postura filosófica de si el artista nace o se hace, de igual forma el buen alumno, dicho de otra forma se nace con la capacidad y se desarrolla la habilidad, seguramente se lee como una condena a que muchos nunca podremos ser excelentes cantantes, matemáticos, escritores, futbolistas, etc., pero finalmente es cuestión de capacidad, recordemos que “quod natura non dat, Salmantica non praesta”
Segundo eje analítico: La ética magisterial como eje articulador de la mejora de la tradición docente.
Kohlberg al igual que otros autores considera que el desarrollo de la conciencia es por etapas que se alcanzan gradualmente, estableciendo como estadio final a la etapa postconvencional, la cual como su nombre lo indica que se refiere al razonamiento más allá de las convenciones sociales, es decir, según lo propone este autor, es cuando se alcanza por fin una perspectiva propiamente moral de la que se derivan los acuerdos sociales, tratando las personas como lo que son y no como medios para conseguir ventajas individuales o sociales, estableciendo que la razón para hacer lo justo se ve en la validez de los principios y se llega a un compromiso personal con ellos, por tal motivo esta etapa también se conoce como autonomía moral.
El anterior párrafo viene a este ensayo para ubicar al menos dos impedimentos o limitantes para que los profesores en servicio y pre servicio alcancen esta etapa, debido desde luego, al mismo auto boicot que el sistema de formación y actualización magisterial realiza, como se puede reflexionar al implementar la asociación de resultados de la prueba enlace por parte de alumnos al sueldo de sus profesores, prácticamente convirtiendo así a los estudiantes en medios para conseguir ventajas económicas, quizá dicha mecánica sea útil empresarialmente en donde los medios son artículos inanimados, pero que difícilmente se puede traer en las mismas condiciones al sistema educativo donde el trabajo que es con personas.
Una segunda limitante es el ejercicio de la justicia por encima de la acción de la equidad, ya que la autonomía moral exigen hacer lo justo, pero entendemos por justicia darle a cada quien lo que merece y los profesores somos eminentemente equitativos, entendiendo equidad como el trato desigual a los desiguales, esto es debido a que cómo se menciona anteriormente el trabajo con artículos y cosas supone que todos son y están en las mismas condiciones, pero el trabajo con personas exige la conciencia de que todos son diferentes y más cuando se trata de educación en donde son latentes las grandes diferencias por los esfuerzos que debe realizar cada alumno para completar las mismas tareas de actividades, dicho de otra manera si la meta de la carrera que esta acción metros hay quienes inician en el metro ochenta y desafortunadamente otros en el metro menos cincuenta.
Surge entonces la pregunta ¿cómo formar entonces profesores postconvencionales? En atención a la propuesta de Teresa Yuren con un ethos postconvencional, prudencial y que cuide de sí, es decir una identidad para sí, reivindicada, diferentes entidad para otro que les atribuida sujeto, sí sabemos que la sociedad tiene una conciencia promedio y que al igual que muchas estadísticas se presenta una tendencia hacia el punto medio, es decir que en todas las culturas las personas con una baja conciencia, quizá preconvencionales, tenderán aumentar su conciencia hacia el promedio, y desafortunadamente como una condena estadística las personas con una alta conciencia verán que esta disminuye debido a la tendencia a la media.
Es posible confirmar lo anterior en las frases de muchos maestros quienes indican a los nuevos docentes que “antes le echaba ganas”, pero como el sistema es mal agradecido recomiendan no esforzarse mucho, algunos jóvenes profesores ofrecen mayor resistencia a la red la estadística de la tendencia al promedio, pero desafortunadamente son pocos los que llegan a su jubilación con un sano nivel de conciencia, y no es que el convencionalismo se pierda por falta de cariño, en muchas ocasiones se tiene la conciencia pero no los recursos temporales, materiales y económicos para practicarla, en el caso de los profesores se observa con tristeza cómo los alumnos también reflejan la dinámica del auto boicot mediante el ejercicio de la diversión al extremo, por ejemplo revisemos que la falta de uso de los laboratorios de física y química se debe en gran medida al peligro que corren nuestros estudiantes a realizar los experimentos, ya que si la indicación que es vertir una gota de agua, solamente una gota, dentro del matraz que contiene el carburante, invariablemente habrá alumnos en cada grupo que vacían todo el gotero con el riesgo de una gran explosión, que será video grabada por una infinidad de teléfono celulares.
El concepto e importancia de los valores se ha mantenido prácticamente sin cambio durante la evolución de la humanidad, lo que sí ha variado es la prioridad que establecemos para cada uno de estos valores en para todos y cada uno de los campos de acción de nuestras vidas, en el caso específico de la profesión docente se presenta al parecer un dilema para la selección de escalas valorales proveniente de los esquemas de contratación, es decir inicialmente los profesores pertenecemos a la clase obrera, estamos sindicalizados y tenemos contratos de por vida por lo que los valores de responsabilidad, competencia, innovación, entre otros se erosionan al ir ganando antigüedad en una gran mayoría de profesores, motivados en gran parte porque el sueldo sigue siendo el mismo independientemente de que los resultados sean buenos o sean malos. Otra tabla axiomática se presenta cuando los profesores recientemente pretendemos profesionalizarnos, de manera que al igual que otros profesionistas estemos en posibilidades de ganar más o menos en función de los resultados obtenidos de nuestro ejercicio profesional, lo que requiere priorizar valores individualistas como económicos y demás que permitan una escalada personal.
El Dr. Rodrigo López Zavala fundamenta el rompimiento del servicio docente ético del que buscar la sola transmisión de conocimientos, es decir buscan asegurar la eficacia de la enseñanza y descuidan la inculcación de actitudes ante el cambio de los haberes y de las competencias profesionales, desplazando entre otras cosas la importancia valoral que tiene el diálogo.
Lo anterior entre otros factores se origina por la priorización del valor sueldo que orilla a los docentes a buscar la efectividad más allá de la promoción de la interacción, el lenguaje y la intersubjetividad, considerando que los valores morales y sociales no forman parte de las evaluaciones estandarizadas nacionales e internacionales, por lo que no hay manera de hacer llegar a los profesores algún estímulo económico que recompense su esfuerzo por promover valores, entonces estas necesidades quieran para después en el entendido de que lo urgente le quita tiempo para importante.
¿Pero cómo orientar el desempeño docente hace la promoción de la ética desde cualquier asignatura? ¿Se deberá entonces evaluar la ética en forma estandarizada en vez de español y matemáticas? Quizá sea necesario, pero retomando lo indicado por Hargreaves en el sentido de que la gente pretende siempre que cambien los profesores, cuando si bien es cierto la profesión docente es responsabilidad exclusiva de los profesores, también es cierto que los valores fundamentales se enseñan en casa, de tal suerte que no sería una prioridad enseñar valores en el aula si nuestros alumnos asisten a clase previamente formados éticamente y el Profesor se encargaría de reforzar su carga valoral.
La siguiente pirámide explica una de sus propuestas, que ejemplifica como la responsabilidad, uno de las características principales de la ética toma el lugar principal que bien se puede traspolar a la formación y función docente.
Este último autor propone orientar el cambio docente hacia una auténtica y generalizada potenciación profesional de nuestros profesores y nuestras escuelas, que como propuesta es excelente, pero sabemos que se requiere un profundo cambio cultural, en términos sicopedagógicos dejar de trabajar en el conductismo y crecer socioculturalmente, orientarnos hacia el humanismo y no solamente realizar nuestras responsabilidades motivados por lo que vamos a obtener a cambio, que además del desempeño requerido pudiéramos ir un paso más allá y en verdad “… desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano… “.
¿Cómo se llegó a los profesores sirviéramos a la sociedad en las condiciones expuestas anteriormente? Cabe entonces subrayar que el ethos promovido por Yuren así como el pathos y logos de la profesión docente, va mucho más allá de enseñar, capacitar, entrenar, educar y formar, requiere de muchas y múltiples habilidades desde barrer hasta ofrecer discursos, desde aconsejar hasta enamorar a los alumnos con y de la clase, todas estas habilidades fundamentadas como la autora indica en la disposición. Los modelos y tradiciones en formación docente y académica son diversos en metodología, eficacia y entornos de aplicación, aclarando que por tradición entendemos un argumento que se mantiene lo largo del tiempo en el que se definen y redefinen acuerdos fundamentales que explican el funcionamiento de alguna dinámica social, en atención a lo anterior Daniel Listón sugiere cuatro tradiciones en la formación de los profesores, que se resumen a continuación:
La tradición académica relativa a qué se deberá enseñar a los futuros profesores, persistiendo el eterno debate entre liberales y conservadores; la tradición de la eficacia social que supone la fe en la capacidad del estudio científico de la enseñanza para sentar las bases para elaborar el currículum de la formación del profesorado; la tradición desarrollista que se fundamenta en la evolución natural del desarrollo cognitivo del estudiante para determinar lo que habrá de enseñársele; y la tradición de reconstrucción social de unidad como la escolarización y la formación del profesorado como elementos cruciales que quieran hacia una sociedad justa.
Estas tradiciones describen las características de la formación académica y curricular de los aspirantes a profesores, pudiendo observar la necesidad que surge de debatir acerca de la formación del currículo costo, que desde luego no es la intención del autor a, ya que este busca establecer los paradigmas con los que se forma a los docentes, pero que invariablemente guían el pensamiento y la reflexión hacia la etapa de operación e implementación de tantas buenas ideas, ya que independientemente de la tradición formativa que hayamos tenido y de la que se pudiera seleccionar para la educación del futuro, al momento de operar estas teorías o paradigmas en las aulas con los profesores como estudiantes se presentan invariablemente diversas mecánicas del currículum oculto.
A lo que pudiéramos agregar lo indicado por el Dr. López Zavala en el sentido de que la innovación, tecnología, sociedad de la información, etc. No deben restar la importancia a la intervención de los profesores en la formación, ya que aparentemente la facilidad actual para encontrar información resta importancia a la acción docente, cuando por el contrario creciente posibilidad de acceso a tantos tipos de información a la que tenemos alcance requieren enfatizar la buena educación, lo que solamente se logrará con apoyo de la familia y formación de docentes.
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